Vivimos en una sociedad donde, desde hace décadas, quizá siglos, ha imperado el modelo competitivo sobre el modelo colaborativo en todas las áreas de la vida.
Ya desde que somos pequeños, en el colegio, nos van inculcando la necesidad de competir, de estar mejor preparado que el otro, de ser más listo.
Sin embargo, a través de este artículos vamos a ofrecer una serie de razones que os convencerán sobre por qué colaborar es mejor que competir. Y quizá sea esa la razón por la que los modelos colaborativos están, ahora más que nunca, en auge y de moda.
Hay una premisa de la que debemos partir. Y es que, si queremos ser partícipes de un modelo colaborativo, debemos sentirnos seguros de nuestro propio talento, nuestras diferencias, que nos hacen únicos, y no sentirnos amenazados por los conocimientos y habilidades de los demás.
La negociación previa a un proceso de colaboración, una vez superados los miedos anteriores, buscará que todas las partes implicadas ganen con el acuerdo. No es más importante que cada uno se lleve una mayor cantidad, sino que consigan más de la variable que más aprecian en cada caso. Aquí se puede ver claramente la diferencia de actitud de las partes implicadas según se decanten por el modelo competitivo o colaborativo pues, si bien para competir basta con de la decisión de uno de ellos, para colaborar es preciso que quieran hacerlo todos los agentes.
Por último, una vez que tenemos claro que «salimos mejor parados» cuando colaboramos, veamos las dos opciones (complementarias) para poner en marcha un modelo colaborativo:
Ayudo a los Despachos Profesionales en los Procesos y la Tecnología. Licenciado en Derecho, Máster en Asesoría Fiscal y Abogado colegiado. Más de 15 años de experiencia en la dirección de Despachos Profesionales. Inversor en startups tecnológicas y fundador del Centro de Innovación de Despachos Profesionales.